sábado, 14 de enero de 2017

"El llamado de los elegidos"

                         ¿Por qué decidimos escribir?


                                      





¿Cuándo?, ¿cómo?, ¿es en serio?... Algunas personas saben la fecha, el momento exacto, la causa definitiva que originó su pasión por la escritura; otros, despistados, solo sienten un flechazo instantáneo y ya después nada vuelve a ser igual. Pero lo cierto, es que ambos tipos profesan la misma necesidad, comparten el sentimiento de llenar hojas y hojas con maravillosos romances, desgarradores dramas o terroríficos relatos de zombis come cerebros.

El llamado puede llegar a una edad temprana o avanzada; sin embargo, siempre hay un donante, algo que te inspira.

Bien, puede ser…









Un anime

Una película









Un libro




Alguna experiencia
















O simplemente algún sueño imposible…      












Cuando escuchas ese llamado, solo hay una forma de responder, y es escribiendo. La cabeza se te llena de ideas, unas increíbles y otras poco elocuentes, pero la sensación es la misma. Sin darte cuenta, te hayas con un lápiz en la mano y un papel a tu frente. Escribes y lo sigues haciendo hasta que te percatas que llevas en tu cuenta varias páginas llenas. La satisfacción que precede es tan desconcertante como agradable.

En ese punto, cuando has descubierto eso tan extraño que te hipnotiza y te entusiasma, ya no hay vuelta atrás. Lo que sigue es ir dándole forma a tus ideas, analizar los puntos donde las puedes encaminar y ¿por qué no? hacer tu nuevo sueño realidad, que es el de publicar tu primera novela.

Pero… habrá un punto de inflexión, en el cuál descubrirás si la escritura es realmente tu vocación o no, y ese es la constancia. Algo tan simple como esto indicará si estás hecho para pasar horas y horas pegado a un monitor, o según sea el caso, lleno de tinta y con páginas dividas entre el piso y tu escritorio; aunque no solo será eso, las horas privadas de tu familia, los continuos cambios de ánimo, la incertidumbre por los frutos de tu trabajo, todo influirá en determinar si eres verdaderamente un elegido.

La profesión de escritor no es fácil. La competencia es feroz, los recursos bastos pero el capital muy escaso, y las editoriales tienden a rechazarte si no cumples con los estándares comerciales. ¿Y qué hay del pago?, si no eres J. K Rowling, E.L James o Stephen King, debes de dejar de imaginar que las ganancias por ventas (si puedes llegar a publicar), ya sea que decidas hacerlo solo o por medio de una editorial, serán enormes. Escribo esto, porque antes tenía esa soñadora idea, pensaba que el talento era suficiente para hacerte lugar entre los grandes; pero no, bellas historias de escritores desconocidos han quedado enterradas en el polvo por la escasa publicidad y la mala fortuna. 

Entonces se preguntarán ustedes, si ser escritor tiene tantos sacrificios y tan pocas posibilidades de rentabilidad, ¿por qué escribir?

                                                

Esa, es una respuesta muy sencilla.

Simplemente no se puede evitar. Una vez que hayas escrito te sentirás vacío si lo dejas. No dependerá de ti, ya serán tu cabeza y tus dedos quienes te obligarán a ser una marioneta de tus personajes, al punto, de llegar a creer que tus historias realmente tienen vida propia y merecen ser sacadas a la luz.

Yo no seré como algunas personas que se enfatizan en lo negativo de esta profesión; al contrario, si tú realmente eres un elegido, no dejes de escribir. No escribas por complacer a otros o al mercado, hazlo por ti mismo. Quizás no llegues a ser como Stephenie Meyer, pero recuerda que con que logres hacer soñar a una sola persona con tus historias, habrás cumplido con tu propósito… Además, no sabemos las vuelta del destino, quien quita que en unos años seas tú el mencionado en las famosas listas de Forbes (si llega ser así, por favor al menos mándame un saludito en alguna entrevista jejeje).



                                        ¡Ánimo!


                                                   


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